Una aburrida mañana de domingo, estaba conduciendo hacia el Campo de Golf East Potomac en Washington D.C, deseando pasar un día relajante jugando golf con mis hermanos. Estaba medio contento y mis pensamientos estaban a gusto, cuando me encontré con un ciclista en medio de la carretera. Hay un montón de ciclistas en esa área en particular porque el campo de golf está rodeado por un parque muy popular.

No hace falta decir que los ciclistas tienden a interponerse en el camino de los automóviles y pedalear como si la vía fuera de ellos. Aunque técnicamente según las leyes de la velocidad y el peso bruto, no lo es realmente. Independientemente de las pequeñas molestias no tengo nada en contra de los ciclistas.

Entonces sigo manejando, siguiendo a este chico quien va pedaleando cerca de 8 Km/h. Me desespero por la hora y en un punto veo que hay suficiente espacio para pasarlo. Por cortesía, toqué la bocina solo para que el ciclista supiera que estaba pasando por su lado izquierdo. Aparentemente cometí un pecado mortal en el manual de “Qué hacer y qué no hace”’ de los ciclistas. Para mi sorpresa el ciclista pedaleó tan rápido como él pudo y me pasó como Lance Armstrong en el tour de Francia.

Cuando entro en el estacionamiento del club, el ciclista tumba su bicicleta en la mitad de la vía y se baja de esta, forzándome a detener mi carro. Ya en este punto estoy más desconcertado que asustado. Así que bajo la ventana para ver cuál era el problema del tipo.

Así es como fue el dialogo entre nosotros;

Ciclista (acercándose al lado del conductor): ¡TÚ TOCASTE LA BOCINA! ¡NUNCA TOQUES LA BOCINA! ¡ME ASUSTASTE MUCHÍSIMO!

Yo (calmado): Solo estaba siendo cortes, amigo. Yo estaba dejándote saber que te pasaría.

Ciclista (aún gritando): ¡NO HAGAS ESO!  ¡NO TOQUES TU BOCINA!

Yo (sentía un extraño hormigueo en mi cuerpo que me advertía el peligro): No me sermonees, solo estaba siendo cortés, tratando de hacerte saber que estaba allí´.

Ciclista: ¿Si?, bueno, si esa es tu manera de ser cortés, la próxima vez PATÉAME EN LOS HUEVOS.

Yo (Dándome cuenta que estoy ante la presencia de un absurdo) Está bien, la próxima vez te patearé en los huevos.

Ciclista (Se enloquece): ¡Te mataré!

Yo (reaccionando por instinto): ¡Vete a la m*****!

Esta confrontación sucedió literalmente. Luego se marchó, dejándome sacudida la cabeza con incredulidad ante el descaro de que alguien sea tan patéticamente confrontativo por nada; hasta el hecho de amenazarme con la muerte. Tal vez podría haber manejado la situación un poco mejor y abstenerme del sarcasmo. Sin embargo, cuando de la nada te enfrentas a una agresión, es difícil saber a qué te estás enfrentando potencialmente. No soy una persona valiente de por sí, no me preocupan los conflictos, pero ese día, estaba orgulloso de mí mismo por mantener la calma.

He reflexionado desde entonces, ¿qué pasaría si la situación se hubiera intensificado hasta un punto en el que me patearan el trasero por nada? O qué hubiese pasado si agarro un palo de golf para defenderme, y accidentalmente conecto un tiro hierro-nueve que le quita la vida al chico, solo para pasar los siguientes 20 años en la cárcel por homicidio involuntario en segundo grado ¿Por qué? ¡Por nada!

 Mi punto es que el mundo es un lugar extraño y peligroso donde siempre tienes que estar alerta, siempre; incluso cuando vas a jugar golf.  Debe ser 10 veces peor para las mujeres, cuando le agregas la carga de la libido masculina a la ecuación.  Así que solicité un D.L.I – Día libre de imbécil, para ser autorizado por el congreso y firmado por el presidente cada Junio, el mes de mi cumpleaños por supuesto.

La verdad es que una mierda como lo que sucedió ese domingo, nunca terminará en nuestra vida. No importa lo gentil que desees ser, no importa cuánto trates de aliviar la confrontación, “imbécil” es una disposición genética que causa estragos en todo el mundo, y es solo una cosa más que Dios necesita arreglar en Su creación.

Muchas veces, nos vemos arrastrados a un conflicto debido a la creencia de poder de otra persona, que está deseando ser la “superioridad” de los demás, y no hay nada que puedas hacer al respecto excepto; 1) tómalo … o … 2) lucha. Intentar razonar con lo irracional simplemente no cuadra. Puedo abusar de la palabra imbécil, o tal vez no la uso lo suficiente, pero el punto es que tu día puede pasar de estar bien a arruinarse bastante rápido porque algún imbécil quiere imponer su voluntad sobre ti.

No puedes escapar de la locura de la vida. Tienes que estar loco si haces un esfuerzo por contrarrestar la locura que te rodea; que en cualquier momento puede aparecer, y como Jack Nicholson en la película “El resplandor”, asoma la cabeza por la puerta golpeada del baño  y dice locamente: “¡Aquí está Johnny!”

“El resplandor” / Warner Bros

Entonces, hay dos preguntas que trato de responder en este sitio web; ¿Cómo nosotros, como raza humana, racionalizamos a un Dios amoroso y gentil, cuando el hombre es todo menos eso? ¿Cómo existes en el mundo como un ser humano racional y agradable, con tanta competencia y conflicto, tanto interno como externo? Por todo lo grandioso que es la vida y por todo lo grandioso que han hecho el hombre y la mujer, el hecho es que el mundo es un lugar extraño, que parece volverse más extraño cada día. (Ver Twitter).

Los seres humanos, por necesidad, son impulsados ​​por la codicia. Para decirlo de una manera un poco menos educada; hay demasiados imbéciles en el mundo. Así que hazle un favor al mundo… NO SEAS UN IMBÉCIL.

Escrito por T.K.

Editora: Ophir B.

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