Foto: Jonatan Henriquez.
La vida loca de una estudiante universitaria en Honduras.
Escrito por Michelle D.
¿Te imaginas estudiar en una universidad donde tu tiempo dependa de personas ajenas a tu carrera o tu formación profesional? Por ejemplo, un mecánico de automóviles diciéndole a un médico como hacer una cirugía de Páncreas.
Es una tarea complicada, lo sé. Hola, disculpa por no presentarme antes, pero tenía la urgencia de hacer esa pregunta. Mi nombre es Michelle, sí, como la canción de los Beatles, vivo en Honduras y estudio odontología en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) desde 2014.
Te hice la pregunta del principio porque es lo que hemos vivido en mi universidad en los últimos años. Un poco loco ¿cierto? Mi vida universitaria comenzó hace ya 6 años.
Una etapa que comencé llena de ilusiones, emocionada por lo que la universidad me podía ofrecer, las personas que conocería y por los logros que quería alcanzar. Ni en los sueños más locos me imaginé que estaba empezando una de las etapas más difíciles y retadoras de mi vida.
Estudiar Odontología en la Universidad pública de Honduras significa que debes estudiar cinco años teórico-prácticos y un año de servicio social en un hospital o centro de salud de Honduras. Cuando tomé la decisión de estudiar Odontología esta idea me parecía perfecta, consideraba que seis años no eran nada si lo comparaba con la curiosidad y la emoción que sentía.
En la UNAH la mayoría de las carreras gozan de tres periodos académicos por año, en 2014 Odontología estaba en esa mayoría, teóricamente hablando. Todo transcurría con normalidad en la universidad hasta que llega el segundo periodo académico del año 2015, o como a mí me gusta llamarlo ¨ El periodo maldito ¨.
Recuerdo llegar a la universidad muy temprano y ver que algunos de los edificios habían sido cerrados por grupos de estudiantes encapuchados.
Así iniciaban todas las huelgas, estos estudiantes removiendo a otros estudiantes y catedráticos de los edificios para poder cerrarlos y una vez todos los estudiantes estaban fuera del campus, cerraban los portones y se colocaba nuestra bandera nacional en el portón principal. Fue en este momento donde me di cuenta de que en realidad mi futuro a corto plazo no iba a resultar como lo había imaginado.
Estas huelgas pueden llegar a extenderse por un mes o quizá más poniendo en riesgo la completación del periodo académico en curso para todas las carreras de la universidad.
Como estudiantes de una carrera teórico-practica somos las víctimas en primera linea de las consecuencias de estas huelgas gracias al factor tiempo. Factor valioso para poder cumplir con los tratamientos de nuestros pacientes.
He sido testigo de las huelgas que se llevaron a cabo en 2015,2016,2017 y 2019. Perdiendo así un año y medio de clases como carrera de Odontología desde 2014.
Varias de estas huelgas ocurren cuando el periodo en curso está a la mitad o incluso por terminar, lo que ha causado que como estudiantes perdamos el esfuerzo, tiempo y dinero que invertimos en nuestros tratamientos con pacientes y materiales.
Estas huelgas se realizan por los derechos estudiantiles y por el bien de la comunidad universitaria, pero, ¿en realidad el costo es justo en comparación al beneficio recibido? En lo personal, no lo creo. Me atrevo a decir que nuestra carrera ha sido la más afectada por esta ola de eventos y los beneficios recibidos de tan grande sacrificio no son suficientes. En nuestra facultad atendemos con algunos sillones dentales de hace quizá 30 años o más. Muchas, muchas, muchas veces el compresor (motor que genera presión para nuestros instrumentos de tortura) se daña y no podemos seguir con nuestros tratamientos dentales. En fin, es un problema de recursos e insumos.
Pero, ¡NO TODO ES MALO! También tenemos a los mejores docentes que el país nos puede ofrecer, son catedráticos que nos enseñan que aunque algo esté mal siempre podemos buscar una manera de solucionarlo, nos retan, y nos guían.
Mi parte favorita de todo este viaje (que todavía no termina gracias a COVID-19) ha sido crecer como individuo, Construir amistades increíbles con las cuales puedo llorar de miedo o de alegría, aprender que no puedo controlarlo todo y especialmente, que las mayores alegrías vienen en porciones pequeñas, como la sonrisa de tu paciente pediátrico diciendo ¨ gracias doctora ¨ con una sonrisa enorme en el rostro e inmediatamente darte cuenta de que el sacrificio vale la pena.
https://contracorriente.red/2019/07/02/la-crisis-hondurena-se-extiende-a-la-unah/
Foto: Jonatan Henriquez.
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